Los Misterios del Baix Vinalopó
Verónica me confesó que «Los Misterios del Baix Vinalopó» fue su primera obra en solitario. Publicada hace poco más de tres años y, como el resto de sus trabajos, completamente autoeditada. Sin embargo, algo me sorprendió profundamente: ninguno de sus libros ocupa lugar en sus estanterías. En lugar de mostrarlos con orgullo, los guarda en el fondo de un cajón o bajo el escritorio, como si quisieran pasar inadvertidos. Aquella peculiar costumbre despertó mi curiosidad y no pude evitar preguntar.
Su respuesta me desarmó:
—Siempre he pensado que no alcanzan la calidad suficiente como para merecer un hueco en mis estantes. Ni siquiera en los de temática local, esos con forma de árbol —respondió señalando los cálidos aparadores que decoraban la sala, repletos de obras históricas, títulos misteriosos y crónicas negras, muchos de ellos, firmados por sus autores, cada uno con una historia propia y visible, como un reconocimiento a su existencia.
Aquel gesto de humildad —o quizá de inseguridad creativa— decía más de ella que cualquier dedicatoria en la contraportada. Porque Verónica escribe desde el respeto, desde la duda, desde esa búsqueda constante de hacerlo mejor. Y, paradójicamente, esos libros que esconde con pudor son los mismos que han despertado el interés de numerosos lectores, los mismos que la han llevado a investigar, a preguntar, a caminar por rincones olvidados de nuestra comarca para rescatar historias que merecen ser contadas.
Mientras hablábamos, no pude evitar pensar que cualquiera de sus libros merecía estar allí, entre aquellas ramas de estantería que parecían abrazar cada volumen como quien acoge un recuerdo. «A veces —le dije— uno es el último en reconocer el valor de lo que crea». Ella sonrió, tímida pero luminosa, como quien guarda en silencio el orgullo de haber dado voz a los misterios que otros pasaron por alto.
Aquella tarde otoñal tomé uno de los ejemplares más recientes de «Los Misterios del Baix Vinalopó» con la intención de saborearlo lentamente, como quien descifra un secreto antiguo, acompañada de una humeante taza de té. Verónica, en un gesto que me tocó el alma, me lo dedicó con unas palabras sinceras y colocó entre sus páginas un marcapáginas precioso, de esos que parecen hechos para quedar en la memoria más que para no perder el hilo de lectura.
—Este es para ti, para que lo disfrutes y lo hagas tuyo, para que te sumerjas… —susurró dejando la frase en el aire, como si el final debiera escribirlo yo misma al pasar cada página.
Guardé silencio unos segundos, quizá más de los necesarios, acariciando la portada con la misma delicadeza con la que se toca algo valioso. Sentí entonces que ese libro no era solo papel y tinta: era un puente a las voces olvidadas, a los relatos que durante años habían dormido bajo las piedras, en callejones, en archivos polvorientos o en la memoria frágil de quienes aún los recuerdan.
No sé si Verónica imaginó lo que aquella dedicatoria significaría para mí. Tal vez, para ella, no era más que un detalle. Pero yo lo viví como una invitación íntima a caminar junto a sus palabras, a descubrir su universo de misterios entre lluvias, sombras y leyendas locales. Y le hice caso: junto a ella, me sumergí en las leyendas, enigmas y sucesos poco conocidos que envuelven a esta comarca alicantina, combinando investigación histórica con la sensibilidad narrativa que la caracteriza. Cada capítulo, incluido en sus tres bloques (Elche, Crevillente y Santa Pola) está construido como una pequeña inmersión en el pasado, con relatos que atrapan por su misterio y que a la vez invitan a reflexionar sobre la identidad cultural de la zona.
La autora te guía con una prosa cercana pero rigurosa, capaz de tejer datos históricos, rumores ancestrales y testimonios orales sin que ninguno pese más que el otro. Verónica no impone conclusiones: insinúa, abre puertas, nos invita a preguntarnos qué parte de verdad habita tras cada sombra, qué quedó atrás y qué permanece porque alguien decidió recordarlo. Esa sutileza convierte la lectura en un paseo curioso, casi detectivesco, donde el paisaje se vuelve protagonista y la memoria colectiva respira en cada página.
Entre apariciones, sucesos inexplicables, historias de mar y de secano, el libro deja claro que la comarca es mucho más que su imagen turística. Hay capas de historia que no siempre se cuentan, voces que apenas se escuchan y rincones que guardan silencios inquietantes. Verónica se adentra en ellos con respeto, con el cuidado de quien sabe que cada misterio es también parte del patrimonio emocional de un pueblo.
A medida que avanzaba en la lectura, comprendí por qué este libro merecía estar, no escondido en un cajón, sino expuesto con la misma dignidad que aquellos otros que Verónica mira con admiración. Quizá la autora aún no sea plenamente consciente del valor de su trabajo, pero sus páginas hablan por ella: preservan tradiciones, rescatan relatos y aportan una mirada personal, sensible y honesta a la historia menos visible del Baix Vinalopó.
Además, su estilo es cercano, directo, y demuestra no solo un profundo cariño por la tierra, sino también una inquietud constante por rescatar historias que, de otro modo, quedarían relegadas al olvido. Resulta evidente el trabajo de documentación detrás de cada relato, pero también la libertad creativa que le permite dotar a cada misterio de una atmósfera envolvente.
«Los Misterios del Baix Vinalopó» es, en definitiva, una obra para lectores curiosos, amantes de lo oculto, de la historia local y de las voces que escriben desde la pasión. Un libro que no solo se lee, sino que se recorre con los sentidos, descubriendo en cada página un fragmento nuevo de ese mundo que, aunque cercano, permanece velado hasta que alguien —como Verónica— decide contarlo.
No tardes en acercarte a tu librería de confianza, o contacta con la propia autora para disfrutar de un libro necesario para quienes sienten curiosidad por lo que no se cuenta, para quienes disfrutan descubriendo que cada pueblo, por pequeño que sea, guarda secretos capaces de encender la imaginación.
Reseña by Oniria (QDPerspectivx)