Elche: Misterio, Leyenda y Tradición


Verónica me dijo que esperaría pacientemente su turno, aunque confesó que ansiaba que leyera «Elche: Misterio, Leyenda y Tradición», sobre todo ahora que había alcanzado su segunda edición.
—¿Sabes? —me dijo mientras me tendía uno de los ejemplares recién salidos de imprenta, todavía con ese olor a papel nuevo—. Nunca imaginé vender mil copias de algo escrito por mí, por estas manos.
El libro llevaba una pequeña etiqueta en la portada: una marca discreta, pero suficiente para anunciar que había superado la prueba de fuego. Lo sostuve entre las manos unos segundos antes de abrirlo. Había algo en su peso, en el tacto aún tibio de las páginas, que me hizo pensar en los años que Verónica llevaba persiguiendo esa mezcla de historia y mito que habita en las calles de Elche. No era solo un libro: era una especie de testimonio, un puente entre lo que la ciudad recuerda y lo que el tiempo intenta borrar.
—Este fue el primero de todos —me dijo—. Lo escribí mano a mano con mi hermano, Santi García —hablaba de él con ese cariño que solo se reserva para los mejores recuerdos—. Algún día te contaré la anécdota del día en que decidimos escribirlo... —añadió, dejando la frase suspendida, como si prefiriera que la curiosidad hiciera su trabajo.
La observé mientras hablaba, con ese entusiasmo contenido que siempre le nace cuando siente que ha hecho algo que la trasciende, y supe que, más que una lectura, lo que me esperaba era una conversación silenciosa con su voz y la de aquella persona desconocida para mí, pero entrañablemente cercana para ella. De hecho, no pude evitar la tentación y decidí leer el prólogo allí, con ella delante... me pareció justo empezar ahí, por su huella.
Abrí el libro con cuidado, como si temiera interrumpir algo frágil y valioso. Las primeras líneas me envolvieron de inmediato: no eran solo palabras, sino una voz que sabía mezclar la precisión histórica con la pasión por lo que no se olvida. Aquel periodista llamado Juanca Romero había logrado resumir algo que muchos autores solo sueñan: la esencia de una ciudad, su misterio y su tradición, sin sacrificar la cercanía humana que la hace vivir en la memoria de quienes la habitan.
Lo leí mientras ella me observaba, con esa mezcla de orgullo y timidez que caracteriza a quienes sienten que, al compartir su obra, también comparten una parte de sí mismos. Y supe que cualquier intento de reseña tendría que empezar por eso: por reconocer el alma que late en cada página, antes de enumerar datos o acontecimientos.
Solo leí esas primeras páginas: el resto lo reservé para esa semana. El hombre del tiempo había pronosticado días, tardes y noches de lluvia intensa, una alerta que iría cambiando de color conforme se aproximaba a tierras ilicitanas. Fue el momento más idóneo para que, cada capítulo, me pareciese un puente entre lo que Elche es y lo que la imaginación y la memoria popular han construido a su alrededor. Leyendas, curiosidades, tradiciones que se entrelazan con la vida cotidiana, todo ello narrado con un cuidado que hacía sentir que no estaba solo leyendo, sino escuchando a la ciudad misma hablarme.
Con cada párrafo de esos tres bloques (misterio, leyenda y tradición, valga la redundancia), me sentía parte de un diálogo silencioso entre autor y lector, entre pasado y presente, entre historia y mito. Sus páginas pedían respeto, atención y, sobre todo, la disposición a dejarse llevar por las voces de Santi y de Verónica, además de por todo el afecto que habían puesto en estas páginas.
Lo primero que salta a la vista en «Elche: Misterio, Leyenda y Tradición» es su capacidad para equilibrar rigor histórico y relato ameno. Ambos autores no se limitan a enumerar fechas o hechos: cada capítulo se construye como un viaje por la ciudad, donde los misterios y leyendas adquieren vida propia. Desde historias de fantasmas y posesiones hasta la misteriosa desaparición de la Virgen de la Asunción, pasando por epidemias, catástrofes y demás tradiciones populares... todo está tejido con una sensibilidad que evita la frialdad de un libro meramente académico.
Gracias a su lectura, he recordado que la historia no es solo un conjunto de sucesos, sino también el resultado de la memoria colectiva y del mito que los rodea. La narrativa es clara, cuidadosa, y a la vez sugerente: invita al lector a mirar más allá de lo evidente, a detenerse en los detalles que normalmente pasarían desapercibidos, y a descubrir la ciudad desde dentro, con los ojos de quienes la sienten propia.
En definitiva, rigor y cercanía se dan la mano: en sus páginas, se percibe a dos personas compartiendo su entusiasmo y sus descubrimientos con quien las escucha. Esta mezcla de erudición y afecto convierte la lectura en una experiencia casi conversacional: uno siente que camina por Elche acompañado de guías que conocen y aman cada rincón y cada leyenda.
La segunda edición, además, demuestra que el libro ha sabido encontrar su público, consolidándose como una referencia para quienes buscan entender la ciudad más allá de los datos superficiales. Es un testimonio de que la curiosidad bien narrada y el respeto por la historia pueden tocar a muchos lectores.
Si todavía no lo habéis leído, Verónica me ha dicho que «Elche: Misterio, Leyenda y Tradición» está disponible en la mayor parte de las librerías de la ciudad. Y, si queréis, también os lo firma, que solo se lo tenéis que pedir con una gran sonrisa. Por supuesto, su hermano de letras también accedería.
No es solo un libro para leer y cerrar; es una invitación a recorrer la ciudad con otros ojos, a descubrir historias que se entrelazan con la vida cotidiana y a sentir el pulso de Elche a través de la mirada de quienes la aman. Cada página es un recordatorio de que la historia y el mito no solo se preservan en los museos, sino que viven en las calles, en las leyendas que contamos y en las manos que escriben para que otros puedan conocerlas.
Reseña by Oniria (QdPerspectivx)